martes, 14 de agosto de 2007

PRACTICA DE LA ANIMACION SOCIO CULTURAL

La cultura en sus múltiples manifestaciones, de política social, de lucha contra la pobreza, de promoción de los valores de la identidad nacional constituyen una base para la nacionalidad y resulta indispensable para el logro de este propósito la incorporación y participación de la gente en las actividades de la cultura como prioridades nacionales propias de la sociedad dominicana.
Es precisamente la gente, la principal materia prima del proceso educativo y cultural que lamentablemente no se ha tomado en cuenta su desarrollo sistemático dentro de una planificación cultural que haga de ese ente un ser completo y dinámico, con ideas precisas de su propio entorno, de sus valores y características.
La animación socio-cultural es la realización más significativa de cara a promover una cultura de participación, de energía creadora vinculada a la edificación de una nueva sociedad. Porque según la concepción que se tenga de la cultura, se derivan implicaciones políticas, pedagógicas y operativas muy diversas.
Visto de esta manera la animación socio-cultural es el conjunto de técnicas y prácticas sociales que tiene como objetivo el desarrollo de la capacidad creativa de los sujetos en busca de su crecimiento y participación en los procesos socio culturales de una sociedad dada.
La pérdida de aspectos esenciales de la identidad cultural, el rápido proceso de inversión de valores esenciales a través de una acelerada transculturación, la falta de fe en la persona, en el grupo, en la acción organizada y la viabilidad de un proyecto auténticamente nacional hacen de la animación socio-cultural una necesidad, sobre todo si la unimos a la definición de la UNESCO: "Animación socio-cultural, es el conjunto de prácticas sociales que tiene por finalidad estimular la iniciativa y la participación de las comunidades en el proceso de su propio desarrollo y en la dinámica global de la vida socio-política en la que están integradas".
En una gestión cultural global, ciertamente en el proceso gerencial se asocia con la acción de liderizar y dirigir iniciativas a partir de la armonización de la planificación, de la organización y de la evaluación.
Estos tres subprocesos consisten en:
1°) Planificar: que es ver la realidad, visualizar sus posibilidades y establecer las acciones para reducir la brecha entre lo que se es y lo que se desea ser.
2°) Organizar: comprende dividir el trabajo, definir responsabilidades y asignar recursos.
3°) Evaluar: que significa precisar indicadores de calidad, mantener un continuo seguimiento para reordenar en la marcha.
Los tres en el fondo, responden a ideas análogas, como son la capacidad de influir en los demás, la facilidad de lograr ayuda y la potencialidad de comprometer a la gente en favor de la misión, visión y valores de una empresa.
Considerar pues, que la animación socio-cultural es algo relativamente nuevo en nuestro país, sería un tanto erróneo, ya que hay diversas muestras de esta vertiente en la práctica de los clubes barriales, partidos políticos, universidades y hasta podemos remontarnos al período de la conquista de la Independencia Nacional, poniendo ejemplos de sociedades como la Trinitaria y la Filantrópica. Hay que apoyarse en el pasado, aprendiendo de la gente, de sus desilusiones y de sus esperanzas para construir un mejor futuro.
La animación socio-cultural no es solamente una técnica socio-pedagógica para ser utilizada por los trabajadores de la cultura, sino también un instrumental cotidiano para los sectores oprimidos de la sociedad. La práctica de la animación socio-cultural debe formar parte intrínseca de proyectos sociales globales y la misma debe concebirse en el contexto de una política cultural general y de las acciones culturales complementarias que le son inherentes. Como procedimiento de lucha ideológica, expresado en formas y métodos de trabajo, como conjunto sistematizado de apropiación y participación de los significados culturales, la animación socio-cultural tiene la ineludible responsabilidad de contribuir a la educación y formación ideológica y cultural de los sectores populares. Para Ezequiel Ander-Egg, la participación cultural que promueve la animación socio-cultural no es un lujo o una simple actividad adicional; se trata -según establece- de una tarea fundamental para que cada hombre del pueblo sea capaz de :
• Informarse, para poder tener la visión y conciencia personal de su situación social, cultural y política.
• Situarse, para comprenderse y comprender; comprenderse es captar las necesidades más hondas de su ser como persona, y comprender
es saber entender a su tiempo y su mundo; y esto va más allá de la información; se trata de situarse históricamente como parte de un proceso.
• Tomar posición frente a la realidad en la que se está inmerso y hacerse responsable de su propio destino.
• Movilizarse, es decir, ponerse en estado de liberación para poder expresar sus opiniones, y, en ese expresarse, ir descubriendo y comprendiendo cuáles son sus verdaderos intereses y cuáles son las causas que impiden realizarlos.
• Organizarse, para defender sus intereses mediatos e inmediatos y ordenar las acciones y actividades en función de la realización de un proyecto personal y colectivo de desarrollo humano y social.
• Acceder a la cultura, no sólo en sentido de adquirir saberes, sino también como asunción de un estilo de vida que suponga la reconquista de la vida cotidiana como ámbito de realización personal; la vida rebasa el aquí y ahora, pero se realiza en ese aquí y ahora de la existencia inmediata que es la vida cotidiana.
• Participar activamente como agente de transformación y protagonista de la historia, buscando soluciones vitales y creando nuevas relaciones sociales que sean una prefiguración de sociedad participativa. La animación socio-cultural tiene como objetivo final concientizar, organizar y movilizar al pueblo para transformarlo en agente activo de su propio desarrollo y de su rol histórico. Preconizar la participación activa y consciente del mayor número posible de personas en la realización del hecho cultural, no es un simple enunciado publicitario, presupone un compromiso de militancia con esa misma gente en la búsqueda de nuevas formas de vidas, de relaciones sociales cada vez más justas; implica el ejercicio inmediato de esa sociedad participativa y autogestionaria que aspiramos construir. Los rasgos que caracterizan la animación socio-cultural no están determinados por las actividades específicas que se realizan, sino por la forma de llevarlas a cabo. No se privilegia exclusivamente lo que se hace, sino el cómo se hace. Dice Ezequiel Ander-Egg, en lo referente a la confianza con la gente: "Quien no cree en las personas y sus posibilidades de transformación y crecimiento, quien no tiene esa fe y esa confianza, difícilmente puede ser animador comprometido y militante", y agrega: "Uno muere sin ser difunto, cuando pierde las razones para vivir", por lo que el animador debe tener confianza en que "Todas las personas, aún aquellas que están en condiciones infrahumanas, poseen capacidad para levantarse y salir de su situación. Y que si no lo hacen, es por falta de orientación y porque no encuentran razones para hacerlo". La mayoría de los trabajadores de la cultura de nuestros países coinciden en señalar una serie de características que debe poseer todo animador. Ante todo plantean que :
a) No puede animar quien no está animado;
b) No puede animar quien es incapaz de infundir animación; y,
c) No puede animar quien no cree que los otros pueden animarse.
Expondremos a continuación algunos de los rasgos generales que caracterizan a la animación socio-cultural :
• Es un medio idóneo para alcanzar fines particulares y generales. No constituye un fin en sí mismo.
• Es una cualificación necesaria a muchos oficios, profesiones y actividades.
• Se apoya en la investigación como procedimiento a través del cual se recopila, analiza y ordena informaciones sociales, para traducirlas en valor cultural elaborado.
• Es una metodología orientada preferentemente a propiciar procesos participativos en las actividades socio-culturales.
• La adecuación de la metodología a implementar en cada caso está determinada por la práctica y la conciencia real de la misma gente.
• Adopta una metodología basada en la participación, no en la imposición.
• Promueve la participación concertada con la gente, procurando aprovechar al máximo el potencial individual y colectivo para la solución de los problemas comunes.
• Con su propia práctica enseña que la cultura no es una cuestión ajena a la vida.
• Tiende a estimular y desarrollar la creatividad e iniciativas de todos los participantes involucrados.
• Transforma el público-espectador en participante-actor de su propio desarrollo socio-cultural.
• Actúa como catalizador que desata y anima procesos que corresponden a iniciativas de la misma gente.
• Requiere la presencia de un animador con suficiente vocación social y preparación personal.
• En ella no se practica la discriminación por motivos de edad, sexo y ocupación.
• Constituyen prácticas voluntarias que responden a necesidades insatisfechas en el marco de las instituciones existentes.
• Excluye el dirigismo cultural, la imposición de estilos culturales y la asignación de roles convencionales de inferioridad y superioridad.
• Promueve y acepta el pluralismo cultural, la autonomía de las organizaciones de base y de cada participante, así como el respeto a sus opiniones, ideas y valores.

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